Por Diana M.
Me entero en las redes sociales, con asombro, de que en México los médicos pueden autodenominarse "héroes" por el mero hecho de ofrecer una cesárea en una valla publicitaria. Gracias a los ardides del marketing, se nos presenta ante los ojos una peligrosa asociación de ideas: la del médico y el salvador unidos en una misma persona al servicio de la comunidad. Este romántico concepto, que sin duda mueve cada año a miles de jóvenes a estudiar Medicina con el loable objetivo de devolver la salud a sus semejantes, no deja, sin embargo de ser una peligrosa perversión de la realidad en el caso que nos ocupa.
Una reciente encuesta reflejaba que la tasa nacional de cesáreas en México es del 37,8%, disparándose la misma en la Sanidad Privada, con una cifra del 68,8% (2007). La OMS cifra como la máxima asumible una tasa de cesáreas del 15%, basta con aplicar matemáticas elementales para darnos cuenta de que en ese país se practica un 150% más de cesáreas de las recomendadas por dicha organización. ¿Es lícito, por tanto, que en aras de redondear las cuentas de ingresos de una empresa privada, se intente identificar a los médicos con héroes?
La mujer embarazada suele tener muy claro que lo más importante a la hora del parto es que su bebé y ella misma estén seguros y bien atendidos; la información que se ofrece en los medios de comunicación, a menudo parcial y sesgada, suele presentar el parto como un momento de riesgo vital solo transitable de la mano de un equipo médico, cuanto más amplio mejor, que diga a la mujer cómo colocarse, qué hacer y cómo respirar en cada momento... Y, por supuesto, que practique una cesárea a la mínima de cambio para salvar a madre y bebé.
Pero ¿qué cabe esperar de unos señores médicos que tienen la desfachatez de posar ante la cámara con actitud desafiante, como de protagonistas de serie de la MTV, anunciando un "paquete cesárea? ¿Ofrece la más mínima credibilidad, da imagen de seriedad, mejora la percepción del hospital por parte del paciente?
Si voy a parir en ese hospital, ¿debo creerme que actuarán en mi propio beneficio? ¿O más bien que intervendrán todo lo posible para sacarme cuanto más dinero mejor?
A mi entender, esta valla publicitaria, más que una ofensa, debería ser percibida por las mujeres como una advertencia, pues su mensaje subyacente no es otro que "cortamos y cosemos tu cuerpo, privamos a tu bebé de un nacimiento sereno y respetado y, encima, te hacemos pagar un potosí por ello". ¿O qué pensaríamos si el cartel anunciase un "paquete traqueotomía" o un "paquete cirugía cardiotorácica"?
Frivolizar con una operación de cirugía mayor abdominal, que debería estar reservada solo para las urgencias reales, y ofrecerla como si de una elección cotidiana e inocua se tratase, no es propio para mí de héroes, sino de irresponsables.