Por María Merino García. Psicóloga y Doula.
Frida Kahlo, "Henry Ford Hospital", 1932.
¿Por qué hablar de abuso/ acoso/ agresión sexual en un foro en el que venimos a hablar de partos, de madres y padres, de niñas y niños…de vida? Pues porque es la realidad…
- Porque en España el 23 por cien de las mujeres han sufrido abusos sexuales con diferente intensidad antes de cumplir los dieciocho años (López y otros, 1994),
- Porque un gran número de esas mujeres deciden/o no quedarse embarazadas y dan a luz, con sus preocupaciones y necesidades especiales,
- Porque por nuestras consultas, de matronas, de ginecólogos, de obstetras, pasarán esas mujeres,
- Porque una de cada cuatro mujeres de las que asistimos a este encuentro, somos supervivientes.
Hablo de mujeres porque nos vamos a centrar en el embarazo, el parto y el puerperio, no porque sean las únicas, si bien es cierto que las cifras son explícitas; según el Ministerio del Interior, en 2004 se denunciaron 3.829 casos de delitos contra la libertad sexual, de los cuales, 3.151 fueron niñas y 678 niños.
En primer lugar, definamos y distingamos conceptos;
Abuso sexual significa involucrar a niños o adolescentes en actividades sexuales por parte de alguien que tiene más poder. Suele ser perpetrado, aunque no siempre, por un hombre (10 agresores hombres por cada agresora mujer) y en el 80 por cien de los casos, el agresor es alguien a quien la victima conoce y en quién confía.
Agresión sexual es un atentado contra la libertad sexual de otra persona, sin que medie consentimiento, empleando violencia o intimidación. Se incluyen el acoso sexual, la violación, el intento de violación…
Tras un abuso o agresión sexual, la víctima puede sufrir múltiples secuelas físicas, emocionales, sociales y sexuales, que es lo que nos ocupa, ya que estas últimas incluyen las concernientes a embarazo, parto y posparto. Los efectos van a depender de la edad del agresor y la víctima, del tipo de relación entre ambos, de la duración y la intensidad del abuso o la agresión, de la personalidad de la victima, de su entorno, etc. Algunos de los efectos que podemos encontrar son sentimientos de culpabilidad, miedo, ansiedad, baja autoestima, dificultad para expresar las propias necesidades, pérdida de confianza…y en el terreno sexual; fobias o aversiones sexuales, alteraciones en la motivación sexual, trastornos de la activación sexual y del orgasmo, falta de satisfacción sexual y creencia de ser valorada por los demás únicamente por el sexo.
Efectos del abuso y la agresión sexual en el embarazo
Incluso antes de que se produzca el embarazo, el haber sido víctima de abuso sexual, puede condicionar las decisiones de concepción o contracepción de una mujer. Como mencionaba anteriormente, es probable que tenga dificultad para mantener relaciones sexuales, en cualquiera de sus fases, pero aunque esto no ocurriera, la principal fuente de ansiedad para la mujer suele ser la incertidumbre de no saber si podrá mantener a su hijo/a a salvo del peligro que ella sufrió. Algunas supervivientes de violencia sexual pueden desear el embarazo pero experimentar una gran preocupación por la dificultad para concebir, ya que pueden tener miedo de haber sufrido daño físico que les dificulte la concepción y/o gestación. Para estas mujeres, los procedimientos de fertilidad pueden resultar tremendamente duros e invasivos, desencadenando en ellas sentimientos de incapacidad, culpa y/o vergüenza. Además, algunas de las mujeres que han sido víctimas de abuso o violación, evitan a toda costa el embarazo e incluso abortan si se quedan embarazadas, por la tocofobia o pánico al parto.
Una vez que la mujer ha quedado embarazada, aún cuando el embarazo haya sido buscado y deseado, la mujer puede sufrir de nuevo una serie de síntomas físicos (hiperémesis gravídica, hipertensión favorecida por la ansiedad, dolor crónico…) y psicológicos (preocupación excesiva por los cambios corporales, miedos, ansiedades o fobias acerca del propio embarazo, el bienestar del bebé o los exámenes médicos…). El embarazo puede evocar en la superviviente muchos recuerdos y vivencias que podría tener incluso olvidados.
En vista de los datos anteriores, todos los profesionales del embarazo, parto y posparto deberíamos estar abiertos a la posibilidad de que cualquier mujer que llegue a nuestras consultas haya podido ser víctima de un abuso sexual y por tanto proceder con cada mujer con gran respeto y sensibilidad.
Los exámenes clínicos a menudo nos hacen sentirnos atemorizadas e intimidadas, aun no habiendo sufrido violencia sexual. Pero cuando se es una superviviente, estas consultas pueden generar una especial vulnerabilidad. Trataremos con respeto y sensibilidad hacia sus necesidades físicas y emocionales a todas las mujeres, pero debemos tener en cuenta que algunas de las mujeres que sufren ansiedad y miedo ante las exploraciones y procedimientos médicos pueden haber sufrido agresión o abuso, aunque puedan no querer comentarlo, o ni siquiera recordarlo.
La mujer puede tener dificultades para establecer relaciones que impliquen confianza, como la relación que se puede establecer con el médico o la matrona. Esta dificultad se ve agravada en el caso de mujeres abusadas en la infancia por la diferencia de poder que existe entre ellas y el profesional. Exploraciones que impliquen dolor, inmovilidad, exposición y desnudez pueden acercarla a las situaciones abusivas que vivió en el pasado. Podemos hacer varias cosas para que esta situación sea lo más fácil posible para ellas, en cuanto a la decoración de la consulta, el modo de tratarla antes, durante y después de una exploración y sabiendo identificar señales de alerta de que se está produciendo una disociación o un flash-back.
Las habilidades de comunicación por parte de los profesionales del embarazo, herramientas como el Plan de Parto y un conocimiento de la realidad y de las consecuencias/secuelas del abuso sexual, favorecerán a que una etapa, el embarazo, generalmente crítica para las víctimas de violencia sexual, no suponga dificultades añadidas y todas las supervivientes se sientan al menos acompañadas, en el sentido amplio de la palabra, por los profesionales que las atiendan durante este tiempo.
Si desde este lugar, Jaca esperado, reivindicamos año tras año, voz para las mujeres, respeto por sus cuerpos y amor para y por sus hijos, hagámoslo hoy en voz más alta si cabe por todas esas supervivientes que, tras un pasado desgarrador, deciden ser valientes y dar la vida a y por sus hijos. POR ELLAS.
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Para más información sobre el foro de Jaca: I foro libre en Jaca (2011) y el Blog de Jaca