Reproducimos hoy un artículo que nos resultó muy interesante, sobre la relacíon de programar partos con primeros resultados de salud para los recién nacidos. Fue escrito por Libertad González y publicado a finales del año pasado en Nadaesgratis.es.
El New York Times publicaba un artículo hace unos días titulado “A los bebés que pesan más les va mejor en el colegio”. En él resumían los resultados de un estudio reciente de David Figlio y coautores (aceptado para publicación en el American Economic Review), que analiza la relación entre el peso al nacer y los resultados escolares de millones de niños en el estado de Florida. En dicho estudio encuentran que, por ejemplo, los niños que pesaron 3 kg al nacer se situaban, de media, en el percentil 46 de la distribución de notas (de lectura y matemáticas) en primaria, comparado con el percentil 57 para los niños de 4.5 kg.
El artículo del NYT relacionaba estos resultados con el aumento reciente en la incidencia de partos programados: en 2013, aproximadamente la mitad de todos los partos en EEUU eran programados (incluyendo tanto inducciones como cesáreas programadas), muchos de ellos por razones no médicas. Parece haberse extendido la opinión de que, superados los 2,5 kg. de peso o las 39 semanas de gestación, más tiempo en el útero no sirve de nada. Sin embargo, resultados como los del artículo de Figlio y coautores ponen en cuestión estas prácticas. ¿Es posible que programar el parto un poco “antes de tiempo” en un embarazo normal tenga consecuencias negativas para el bebé?
El problema con estudios como este es que no pueden descartar la posibilidad de que el peso al nacer (o las semanas de gestación) esté capturando otros aspectos de la salud fetal que no mejorarían con más tiempo en el útero. Para saber el efecto de programar el parto (por razones no médicas) per se sobre la salud del recién nacido y sus posteriores resultados académicos, haría falta programar el parto de una muestra representativa de embarazadas, y comparar a esos niños con el resto, a lo largo del tiempo. Un experimento como este sería difícil de implementar.
Sin embargo, sí que podemos buscar “experimentos naturales” que generen una situación como la descrita. En un documento de trabajo reciente, mis coautoras (Cristina Borra y Almudena Sevilla-Sanz) y yo proponíamos usar la cancelación del cheque-bebé español para responder a esta pregunta.
En Mayo de 2010, el gobierno anunció que el cheque-bebé (la ayuda universal de 2.500 euros por nacimiento de hijo) sería eliminado, para los niños nacidos a partir del 1 de Enero de 2011. Para una mujer con fecha prevista de parto a principios de Enero, la cancelación generaba incentivos claros para programar el parto a finales de Diciembre, como se encargaron de recordarnos los medios de comunicación cuando se acercó la fecha.
Usando los microdatos de partidas de nacimiento del Instituto Nacional de Estadística, es fácil concluir que muchas familias efectivamente optaron por adelantar el parto para poder percibir la ayuda. Para ilustrar este resultado, la figura 1 se centra en los partos ocurridos durante la última semana de Diciembre o la primera de Enero, de 2000-01 a 2011-12 (lo que llamamos los partos de “cambio de año”). Los puntos muestran el porcentaje de estos partos de “cambio de año” que tuvieron lugar en Diciembre: en años normales, un 49-51%. El año en que se canceló la ayuda, 2010-11, es un claro outlier: el 56% de los partos de “cambio de año” se produjeron en Diciembre. Un análisis de regresión detallado nos lleva a concluir que unos 2.000 partos fueron adelantados de Enero a Diciembre como resultado de la cancelación de la ayuda, afectando al 6% de todos los niños que habrían nacido en Enero.
Figura 1. Proporción de partos en Diciembre, entre todos los partos en España entre el 25 de Diciembre y el 7 de Enero, de 2000-01 a 2011-12
Fuente: Microdatos de partos, 2000-2012, Instituto Nacional de Estadística. Las líneas azules destacan el rango de variación entre unos años y otros, excluyendo el de la reforma.
La cancelación del cheque-bebé nos proporciona un aumento “exógeno” en la incidencia de partos inducidos por razones no médicas, que podemos usar para analizar el impacto sobre los recién nacidos (usando los nacidos en otros meses cercanos del mismo año, o en los mismos meses de los años de alrededor, como “grupo de control”).
Esperaríamos que si 2.000 niños nacieron “antes de tiempo”, esto se debería ver reflejado en su peso al nacer. En la figura 2 mostramos el peso medio al nacer de todos los niños nacidos en España en la última semana de Diciembre o la primera de Enero, de nuevo de 2000-01 a 2011-12. El año anterior y el posterior a la cancelación de la ayuda, el peso medio de los bebés del “cambio de año” fue de unos 3.215 kg. El año de la cancelación, el peso medio fue de menos de 3.195, de nuevo un claro outlier. Es importante tener en cuenta que esta media incluye también a los bebés nacidos de partos no programados. Teniendo en cuenta que sólo el 6% de los partos se vieron afectados, calculamos que el peso al nacer de los niños afectados se redujo en casi 300 gramos, de media.
Figura 2. Peso medio al nacer en gramos para todos los bebés nacidos en España entre el 25 de Diciembre y el 7 de Enero, de 2000-01 a 2011-12
Fuente: Microdatos de partos, 2000-2012, Instituto Nacional de Estadística. La línea gris es una tendencia lineal calculada con los 10 años pre-cancelación, las líneas azules son paralelas y destacan la variación en torno a la tendencia, excluyendo el año de la reforma.
Si extrapolamos en base a los resultados de Figlio y coautores (lo que admito, no es correcto), este efecto se traduciría en una caída de 4 percentiles en la distribución de notas de primaria (del 49 al 45, aproximadamente).
Antes de concluir que adelantar estos partos tuvo efectos negativos para los niños, puede aducirse que quizá en embarazos normales y bebés sanos, 300 gramos menos de peso no importen. Quizá estos recién nacidos ganaron peso en seguida y una semana más en el útero no habría tenido impacto alguno para ellos. Para saber más, analizamos datos de la Encuesta de Morbilidad Hospitalaria, que proporciona información sobre todas las hospitalizaciones a nivel nacional y anual. De nuevo, calculamos las hospitalizaciones de niños nacidos en la última semana de Diciembre o la primera de Enero, para el año de la cancelación de la ayuda y los de alrededor. El análisis revela que los niños nacidos en torno a la cancelación de la ayuda sufrieron un 5% más de hospitalizaciones durante los primeros tres meses de vida, comparado con los nacidos en las mismas fechas en los años de alrededor, y en los meses anteriores del mismo año. De nuevo, para interpretar la magnitud hay que tener en cuenta que los niños afectados por la cancelación representan sólo una fracción del total de los nacidos en esas fechas.
Es decir, el aumento en la incidencia de partos programados se tradujo en un aumento en la tasa de hospitalizaciones de los recién nacidos, lo que sugiere complicaciones de salud durante los primeros meses de vida. Aún es pronto para conocer las consecuencias a más largo plazo, pero estamos en ello.
Nuestros resultados preliminares sugieren que quizá convenga que tanto familias como profesionales de la salud se lo piensen dos veces antes de programar partos por razones no médicas.
Para leer más:
Cuenta atrás por el cheque bebé, 28 de Diciembre de 2010
¡Gracias Doctor!, 3 de Enero de 2011.