Foto: Connor Campbell, nacido en la semana 27 de gestación. Fuente: Dailymail.com- original: SNWN. 25 de Mayo 2012.
Demasiadas veces leo noticias como esta, que se publicó el 25 de noviembre de 2013:
“Eugenia Ortiz y Juan Melgarejo se han convertido de nuevo en papás y por partida doble. La hija de Bertín Osborne ha dado a luz a sus mellizas antes de lo previsto, ya que se encontraba en la semana 27 de gestación y se esperaba que saliera de cuentas a mediados del próximo mes de febrero. Sin embargo […] todo ha salido bien y las tres se encuentran en perfecto estado. Las niñas, que habrían nacido mediante cesárea y han pesado 800 gramos, permanecen en la incubadora, mientras que su madre se recupera del parto en una habitación de planta del hospital…”
(Fuente: Noticia "Eugenia Ortiz da a luz a sus mellizas a los seis meses de gestación", Hola.com, 25 de noviembre de 2013.)
¿En perfecto estado? Estas palabras me causan estupor. ¿Cómo puede una madre tras una cesárea en la semana 27 y el nacimiento forzoso de sus dos diminutos bebés de 800 gramos estar perfectamente? ¿Y cómo puede alguien asumir que dos bebés de 800 gramos, a los que les faltan entre 13 y 15 semanas de gestación y maduración y que se encuentran en una fría incubadora, prematuramente fuera del cuerpo que les proporcionaba calor y alimento, están perfectamente?
A día de hoy sabemos que no estaban perfectamente: por desgracia, una de las mellizas murió al poco tiempo y la otra pasó una larga temporada en la UCI. Además, nos resulta imposible valorar las posibles y dolorosas secuelas, tanto físicas como emocionales, que este nacimiento prematuro haya dejado en la madre y la superviviente.
Volviendo al texto de la noticia, no doy crédito ante la ligereza con la que se califica el temprano nacimiento: “ha dado a luz a sus mellizas antes de lo previsto”. ¿Antes de lo previsto? En este caso concreto, estamos ante un nacimiento extremo, el de dos grandes prematuras.
Los grandes prematuros son niños que han nacido mucho tiempo antes de lo que se esperaba, generalmente antes de las 32 semanas de gestación o con un peso menor a los 1.500 gramos. Lo habitual es que nazcan con problemas graves, porque todo su organismo es inmaduro y su sistema inmune no está desarrollado, y necesitan todo tipo de cuidados. A menudo, sus primeros días de vida son calificados como “una lucha desesperada por la supervivencia”.
Además de las perlas que podemos leer en la noticia que abre este post, los clichés para referirse al parto y al nacimiento también incluyen contrasentidos como "el parto ha ido bien; ha sido por cesárea". Si nos paráramos a pensar en ello mínimamente, comprenderíamos que si el parto iba bien, no puede acabar en una cesárea. Si de verdad hubiera ido bien, hubiese sido un parto normal. Y esta manida frase oculta muchas veces terribles realidades como las cesáreas de urgencia, los partos inducidos, una injustificada separación entre madre y bebé e incluso su ingreso en la UCI.
Debemos dejar de pensar que “un buen parto” es aquel en que no muere ni la madre ni el bebé. Nos hemos acostumbrado a periodistas que perpetúan una visión errónea de la realidad y pasan totalmente por alto el sufrimiento que se esconde tras ella. Periodistas que con su trabajo ayudan a banalizar la cesárea como “una manera normal” de nacer, que clasifican un nacimiento de prematuridad extrema como “un parto antes de tiempo” y que piensan que una madre se puede recuperar mientras sus bebés están en estado frágil, incluso crítico, en la UCI, muy lejos de ella.
En resumen, no hay que ser especialista en la fisiología del parto para constatar que esta noticia resulta ofensiva y cruel para cualquier persona que tenga un mínimo de sensibilidad.
Desde El Parto es Nuestro queremos denunciar esta banalización del nacimiento a través del lenguaje que todavía está muy presente en los medios de comunicación.
Para saber más:
- APREM, Asociación de Padres de Niño Prematuros
- Kangaroo Mother Care - Cuidado Madre Canguro (CMC), un cuidado esencial para prematuros