¿O lo que reciben son… otras cosas?
Por Ángeles Cano
[Imagen: Papel entregado a la madre al alta hospitalaria con su bebé recién nacido. Fuente: Centro Mímame, Salamanca]
No es una pregunta retórica. Cada poco tiempo nos llegan ‘perlas’ como esta. A diario, algunos pediatras de este país demuestran que no saben absolutamente nada de lactancia materna, ni les interesa lo más mínimo, contribuyendo así a que tantas lactancias fracasen al poco tiempo del nacimiento. ¿Serán ni siquiera conscientes de ello?
Esta imagen es parte de los papeles que recibió hace poco una madre en Salamanca cuando le dieron el alta en el hospital a las 24 horas tras el parto. Un pediatra prescribe el siguiente régimen dietético a su hijo recién nacido y sano: «Pondrá al pecho un máximo de 10 minutos entre ambos». En la línea siguiente, ya pre-impreso, se puede leer: «Si precisa complementar con […] cada tres horas», listo para «prescribir» el producto sucedáneo de la leche materna. Dejan libre la opción, porque claro, según el rotatorio* del hospital, se trata de una marca u otra.
Es importante, cómo no, restringir el tiempo que el bebé esté al pecho, no vaya a ser que se sacie y no quiera biberón de leche en polvo después. O, encima, que se acostumbre al pecho. Sí, hay que educar desde el primer minuto, no vaya a ser que les salga el instinto este raro que les pide mamar para crecer, y de paso estar pegados a su madre, algo tan impropio del siglo XXI.
¿Por qué apoyar la mejor y más sana alimentación para un recién nacido cuando Nestlé nos paga un sustancioso extra por prescribir? Lo mejor es que viene el peso al alta del bebé en la misma hoja, por lo que no se entienden– todavía menos– todas estas indicaciones de régimen.
*El rotatorio: así se llama el sistema que han implantado las grandes marcas de leche artificial en España en los hospitales. Es la mejor manera de iniciar al consumidor en un producto, a través de la prescripción de la bata blanca, de la autoridad médica. Este sistema se basa en que la casa en cuestión, Nestlé, Milupa o similar, hace una ‘donación’ de leche artificial, acompañada por otro tipo de ‘donaciones’ –¿o sería mejor decir incentivos?– en forma de pasta, pero no de la alimenticia.
Hoy en día, suele llegar el comercial ya con los biberones prefabricados al hospital, para asegurarse de que salga bien visible la etiqueta con la marca (junto, cómo no, con la entrega de tetinas, chupetes, carteles y hasta algunos «regalos personales»). Y allá va el famoso «biberón pirata», como lo llaman de manera cariñosa en las maternidades. Yo lo llamaría «biberón de iniciación». Y para que todos estén contentos, se van alternando las marcas, rotando, en un ritmo preestablecido, para que cada 2 o 3 o 6 meses toque a otro comercial ‘donar’ sus productos. Esto pasa tanto en los hospitales públicos como privados de España.
¿He mencionado ya que todo esto es claramente ilegal y falto de la más mínima ética, que constituye un atentado contra la salud pública, aparte de sacar el dinero a las familias que estarán obligadas a gastar en botes de leche en polvo y medicación? ¿Y que encima el Ministerio de Sanidad mantiene los ojos y oídos bien cerrados ante semejante sistema empresarial?
En el periódico El Mundo Ainhoa Iriberri escribió el pasado 17 de junio un artículo que se titulaba "Lactancia materna, la asignatura pendiente de los pediatras".
Para leer más:
El código de sucedáneos (Asamblea Mundial de la Salud (AMS)
El peso atómico del salchichonio, 6 de junio de 2014
El verdadero dilema de la lactancia, 16 de abril de 2014
- Bajas tasas de lactancia materna: poco apoyo e información para las madres y el gran poder de la industria de leche artificial, 26 de mayo de 2012