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Las caras de la maternidad

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            La idea cultural y social que transmite la maternidad es siempre de felicidad en la pareja por la llegada de un nuevo ser a la familia, fruto del amor. No menos cierta, pero sí más oculta, si no invisible, es la maternidad como un largo camino y un reto amargo. Son muchas las dificultades que se pueden encontrar desde que se tiene la idea de tener un bebé hasta que llega ese momento, y no se trata de una cuestión de crianza, sino de hechos objetivos que surgen y que se mantienen como un tabú. 

Imagen de la película "The stranger in me", (Original en alemán: "Das Fremde in mir") una película de Emily Atef sobre la depresión posparto. (Alemania, 2008)        

La primera dificultad es la concepción. El ser humano es poco fértil en comparación con otros mamíferos y, de hecho, se considera normal tardar hasta un año en concebir un bebé. Si finalmente se obtiene un diagnóstico de esterilidad (dificultad para concebir) o infertilidad (dificultad para la implantación), la mujer y la pareja deben superar el duelo que supone la aceptación de no poder tener hijos y la necesidad de recurrir a otros métodos para satisfacer el deseo de ser padres. Si se recurre a técnicas de reproducción asistida, es necesario afrontarlas sabiendo que es posible un fracaso y haya que recurrir finalmente a ovodonación (si se considera como opción) o adopción, con lo que ello supone, no solo a nivel emocional, sino temporal y económicamente hablando.

            Otro duro reto son las pérdidas gestacionales ya sean tempranas o en las últimas semanas, o bien la pérdida del bebé al poco de nacer. Dado que en España no se analizarán las causas de aborto hasta que se hayan sufrido tres, es importante saber que hay recursos a los que acudir sin miedo, con apoyo e información sobre cómo enfrentarnos a la pérdida, como por ejemplo los libros Las Voces Olvidadas: pérdidas gestacionales tempranas (VV.AA., Obstare, 2012), La Cuna vacía: el doloroso proceso de perder un embarazo (VV.AA., La esfera de los libros, 2009), el foro SUA (Superando Un Aborto) y las asociaciones Umamanita y Petits amb llum. Los médicos aún no han dado con la causa de la muerte súbita del lactante, pero sí se sabe que disminuye el riesgo si el bebé duerme boca arriba o de lado y de ahí que se modificara la forma de acostar a los bebés hace ya unos años.

            Aunque el embarazo no es una enfermedad, es cierto que para muchas mujeres es parecido, puesto que pueden tener náuseas y molestias durante los nueve meses. Además, durante el embarazo pueden detectarse anomalías, malformaciones o problemas que pueden ser compatibles o no con la vida. Por ello, es importante que la pareja haya contemplado la posibilidad de tener un bebé con necesidades especiales, y tener claro si se continuará o no con el embarazo a pesar de todo, o si se someterán a una amniocentesis o una biopsia corial, con el riesgo que ello supone, para terminar con la gestación en caso de recibir un positivo. Otras dificultades del embarazo pueden ser los sangrados, los hematomas en la placenta o las fisuras en la bolsa que exigirán reposo hasta que haya pasado el “peligro”.

            Durante el parto puede que las cosas no sucedan como las hayamos imaginado. Informarse con antelación ampliamente hará que el parto fluya más acorde a nuestras expectativas, pero en caso contrario, puede ser un momento traumático más que alegre del que solo recordemos con tristeza las horas que estuvimos separadas de nuestros bebés o cómo terminó una posible exitosa lactancia por culpa de un biberón inoportuno, por poner solo unos ejemplos. Para informase o superar un mal parto, podemos acudir a las listas de El Parto es Nuestro o Apoyo Cesáreas.

            También puede que nuestro bebé necesite unos días de ingreso o incubadora por algún problema, o una cirugía inmediata por una enfermedad, detectada o no durante el embarazo. En caso de no haber sido detectada, el shock emocional puede ser excesivo para nosotros y debemos sopesar nuestra capacidad de afrontarlo y acudir a un profesional en caso de ser necesario.

            De esta “serie de catastróficas desdichas”, quizá la más olvidada sea la depresión posparto. Debemos ser sinceras con nosotras mismas y ser capaces de pedir ayuda y reconocer los síntomas, especialmente en caso de haber sufrido episodios depresivos con anterioridad. Nuestro bienestar garantizará el del bebé.

            Por último, no hay que olvidar que la llegada de uno más tiende a desestabilizar la pareja, por lo que pueden ser meses difíciles y que, por más que nos empeñemos, y en circunstancias normales (es decir, que no hayamos actuado deliberadamente en contra del bebé que llevamos dentro) NUNCA tendremos la culpa de las posibles anomalías con las que ESTADÍSTICAMENTE puede nacer un bebé y que NUNCA hay que sentir vergüenza ni creerse débil por pedir AYUDA.


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