Embarazada ya de bastantes semanas una muy buena amiga me aconsejó rasurarme al completo el vello púbico antes del parto para evitar que lo hiciera una enfermera. Me quedé paralizada, a mi cabeza venían imágenes de una enfermera marimacho cuchilla en mano destrozando mis bellos labios vaginales para acabar con todo rastro de pelo. No mejoraba mucho la cosa si me imaginaba con un barrigón intentando hacerlo yo misma en casa, estaba claro que para que aquello no sufriera ningún daño irreparable necesitaría un espejo y no soy yo muy mañosa para esas cosas…
Ya nacido mi hijo y evitado el desastre gracias a haberme informado a tiempo, encontré la solución en una madre que relataba en un foro cómo se había hecho la cera, ingles completas incluidas, en la semana 37 o 38 de embarazo de cara al día del parto. ¡Claro! ¡Si además así, hasta del tirón te pones de parto! ¿Cómo no se me pudo ocurrir?
A veces de cara al parto, nos preocupamos de las cosas más absurdas, mentiría si dijera que no me depilé las piernas en la semana 37, que, por increíble que parezca, muchas mujeres me han preguntado en qué semana depilarse (¡hay que ver, qué poco cariño le tenemos a nuestros pelos!), pero lo que es realmente malo es que aún hoy haya mujeres que crean que es necesario y normal depilarse completamente para parir o, mejor dicho, “para que el médico pueda coser bien”, si es que una cosa lleva a la otra…