Por Mar Alegre.
Ahora que me he hecho mayor y creo todavía más en vosotros, me gustaría pediros algunas cosas. Estoy segura de que me escucharéis, dada la generosidad con que repartís felicidad y paz por donde pasáis.
Me gustaría pediros que a los niños les contarais la verdad. Es su derecho y hasta puede ser muy divertido. Les encantará escuchar historias en las que salgan bebés como los de verdad, que tienen la piel suave y huelen a leche de teta, que quieren y necesitan estar siempre pegaditos a mamá. Historias en las que las mamás están siempre con sus bebés, les dan tetita y los llevan encima incluso durante las aventuras. Y así, las mamás son capaces de hacer muchas más cosas de las que nos contaron, mientras satisfacen también sus propias necesidades.
Tal como se ve en una película de Kirikú, que nació solo, para los niños puede ser fascinante escuchar y leer historias en las que los bebés saben nacer, en las que las madres paren, sus bebés se enganchan en seguida a la teta, y siempre están juntos.
A los niños les encantará descubrirlo a través de juegos que transmitan las emociones reales de estas vivencias.
También con maravillosos cuentos como "Dando teta, de la A a la Z", "Pequeñas Delicias", "Mi mamá es un canguro", "Mamá nido, mamá cuna, mamá teta, mamá luna" o "El cuento de las cuatro esquinitas".
Porque, queridos Reyes Magos, a los niños hay que decirles la verdad.
Conocerla aporta luz, permite tomar decisiones conscientes y evita sorpresas desagradables y disgustos.
Y a los mayores también nos gustaría que nos dejarais libros, cuentos y películas adaptados para nosotros. En definitiva, cualquier historia que nos hable de la realidad tal como es, contada de mil maneras diferentes.
Porque, queridos Reyes Magos, a los adultos también hay que decirles la verdad.
Quedo a la espera ilusionada de vuestros regalos y buenos deseos cumplidos. Voy a preparar mis zapatos y un poco de turrón para vosotros...
¡Hasta pronto!